
Arbitraje japonés y temores surcoreanos.. Ambiente candente antes de la batalla de Basora
En un paso decisivo hacia la clasificación para la Copa del Mundo 2026, las miradas del continente asiático se dirigen al Estadio Internacional de Basora, donde se llevará a cabo el esperado enfrentamiento entre la selección iraquí y su homóloga surcoreana el jueves 5 de junio de 2025, en la novena ronda de las eliminatorias asiáticas. En este contexto, la Confederación Asiática de Fútbol anunció hoy martes la designación del árbitro japonés Yosuke Araki para dirigir esta cumbre decisiva.
Araki es considerado uno de los nombres destacados en el arbitraje asiático, habiendo dirigido partidos a nivel de torneos continentales, lo que refuerza la confianza en el desempeño del equipo arbitral en este partido que será seguido por millones.
Por otro lado, informes de prensa surcoreana revelaron reservas de seguridad expresadas por las autoridades coreanas antes de viajar a Irak. Esos informes indicaron que el gobierno surcoreano clasifica a Irak como un país prohibido para viajar, lo que generó discusiones sobre la posibilidad de trasladar el partido a un país neutral, sin embargo, la Confederación Asiática resolvió la controversia y confirmó la celebración del encuentro en la ciudad de Basora, lo que llevó a la federación coreana a tomar medidas de seguridad estrictas para garantizar la seguridad de la delegación del equipo.
Según las mismas fuentes, se envió una solicitud oficial de la federación coreana a la FIFA anteriormente para discutir la posibilidad de cambiar el lugar del encuentro, pero la respuesta fue clara al rechazar el traslado, manteniendo la fecha y el lugar del partido, lo cual fue confirmado por la federación iraquí de fútbol que tranquilizó a los aficionados, señalando que había recibido una notificación oficial de la FIFA confirmando la celebración del partido en Basora sin cambios.
Este clima de tensión detrás de escena refleja la gran importancia que representa este enfrentamiento, no solo por la competencia futbolística, sino por el peso político y popular que conlleva, ya que Irak busca lograr una victoria histórica que apoye sus posibilidades de clasificación directa al Mundial, mientras que los surcoreanos solo necesitan un punto para garantizar su paso.
Los aficionados iraquíes, por su parte, se preparan para una gran asistencia que podría superar los 60,000 espectadores, con la esperanza de lograr una victoria que reavive el sueño iraquí de regresar a la Copa del Mundo después de una larga ausencia.
Araki es considerado uno de los nombres destacados en el arbitraje asiático, habiendo dirigido partidos a nivel de torneos continentales, lo que refuerza la confianza en el desempeño del equipo arbitral en este partido que será seguido por millones.
Por otro lado, informes de prensa surcoreana revelaron reservas de seguridad expresadas por las autoridades coreanas antes de viajar a Irak. Esos informes indicaron que el gobierno surcoreano clasifica a Irak como un país prohibido para viajar, lo que generó discusiones sobre la posibilidad de trasladar el partido a un país neutral, sin embargo, la Confederación Asiática resolvió la controversia y confirmó la celebración del encuentro en la ciudad de Basora, lo que llevó a la federación coreana a tomar medidas de seguridad estrictas para garantizar la seguridad de la delegación del equipo.
Según las mismas fuentes, se envió una solicitud oficial de la federación coreana a la FIFA anteriormente para discutir la posibilidad de cambiar el lugar del encuentro, pero la respuesta fue clara al rechazar el traslado, manteniendo la fecha y el lugar del partido, lo cual fue confirmado por la federación iraquí de fútbol que tranquilizó a los aficionados, señalando que había recibido una notificación oficial de la FIFA confirmando la celebración del partido en Basora sin cambios.
Este clima de tensión detrás de escena refleja la gran importancia que representa este enfrentamiento, no solo por la competencia futbolística, sino por el peso político y popular que conlleva, ya que Irak busca lograr una victoria histórica que apoye sus posibilidades de clasificación directa al Mundial, mientras que los surcoreanos solo necesitan un punto para garantizar su paso.
Los aficionados iraquíes, por su parte, se preparan para una gran asistencia que podría superar los 60,000 espectadores, con la esperanza de lograr una victoria que reavive el sueño iraquí de regresar a la Copa del Mundo después de una larga ausencia.