Han pasado dos años desde la llegada del delantero brasileño Vitor Roque al Barcelona en diciembre de 2023, tras adelantar su incorporación debido a la lesión de Gavi y a un margen en el límite salarial. Según informó el diario español "Sport", la operación, que en su momento se consideró una inversión de futuro, llegó en un momento y contexto poco adecuados.

El Barcelona acordó con el Atlético Paranaense un pago fijo de 30 millones de euros, más variables que podrían elevar el valor a 61 millones, aunque estas no se activaron. El club vio en Roque un proyecto de delantero futuro para suceder a Robert Lewandowski y acelerar su adaptación, en lugar de esperar hasta el verano de 2024, según la misma fuente.

Pero el jugador llegó a un equipo que sufre de inestabilidad técnica y estructural en la última temporada completa de Xavi Hernández, en medio de tensiones dentro del vestuario y resultados negativos. En este contexto, Roque no tuvo suficientes oportunidades y participó en solo 16 partidos oficiales, en los que anotó dos goles sin lograr imponerse.

En la temporada 2024/2025, con Hans Flick asumiendo la dirección técnica, el Barcelona decidió cederlo al Real Betis para aliviar la carga salarial y darle minutos de juego. Allí disputó 33 partidos y anotó 7 goles, pero sin el progreso esperado, lo que llevó al club a buscar su salida definitiva, en medio de los requisitos del fair play financiero y el buen rendimiento de Ferran Torres, según el diario español "Sport".

La salida definitiva se produjo en febrero de 2025 con su traslado al Palmeiras por 22,5 millones de euros fijos, además de variables que pueden alcanzar los 5 millones, con el Barcelona reteniendo un 20% de cualquier venta futura. La operación también incluyó la renuncia del club a una parte de sus derechos para finalizar la cesión de Roque desde el Betis. A pesar de su actual brillantez en Brasil, su caso en el Barcelona sigue siendo un ejemplo de un fichaje que fracasó debido al momento y al contexto.