El club Al-Gharaf ha dejado una huella distintiva en la Liga de Estrellas de Irak, a pesar de su reciente participación en la competición, ya que el equipo participa esta temporada después de haber ascendido de la liga de primera división tras obtener el segundo lugar la temporada pasada detrás del equipo de Mosul.

Una de las principales fortalezas de Al-Gharaf son sus numerosos aficionados que llenan las gradas del Estadio Internacional de Nasiriyah, que tiene capacidad para 30,000 espectadores.

Su presencia es un fuerte aliciente para los jugadores durante los partidos, y el resplandor no se limita solo a los aficionados, sino que también se extiende a los resultados que ha logrado el equipo después de cinco jornadas, donde ocupa el tercer lugar con 11 puntos, tras haber ganado en tres partidos y empatado en dos.

Los observadores atribuyen el éxito de Al-Gharaf a varios factores, siendo el más destacado la dependencia de la energía juvenil ambiciosa y entusiasta, además de aprovechar la ventaja de jugar en casa y el apoyo del público que otorga a los jugadores un incentivo adicional, así como la lectura táctica inteligente de los partidos por parte del cuerpo técnico liderado por Haidar Obeid.

En un paso destacado hacia el profesionalismo, Al-Gharaf firmó un contrato de patrocinio con una de las empresas para aumentar los ingresos, lo que reduce la dependencia total del apoyo gubernamental como ocurre en la mayoría de los clubes iraquíes.

Cabe mencionar que Irak se estableció a principios de la década de 1990, y desde el principio se ha enfocado en desarrollar a los jóvenes y adolescentes, convirtiéndose en uno de los proyectos futbolísticos en crecimiento más destacados del país.